Cada año tiene sus cosas agradables y no., Hay años que para algunas personas
están colmados de situaciones cómodas, alegres, positivas y para otros es lo
contrario.
Sabemos que todo ello es parte de la vida y así lo
transitamos.
Hay eventos que en forma individual o en forma colectiva,
nos marcan nuevos comienzos. Un reciclarse, un RE-NACER, una posibilidad de dar
un cambio de rumbo.
Si bien esto es algo que nos sucede día a día, no siempre
tenemos la consciencia de darnos cuenta de ello.
Las fiestas, son un gran despertador de consciencia colectivo.
En la Navidad, el
nacimiento del niño Jesús nos marca nuestra posibilidad de renacer; de balance,
de dejar atrás cosas, de recuperar otras, de potenciar aún más lo bueno, de
aprender de lo no tan bueno y ver que modificamos.
Con el año nuevo,
sentamos nuestros nuevos objetivos, o
redoblamos las intenciones para los viejos y aún no concretados que decidimos continuar hacia
adelante.
Son fechas con procesos individuales y colectivos, que cada
ser lo vive y transia según su propio sentir, creencia, evolución y posibilidades.
Pero siempre (o casi siempre)
es un mojón, un nuevo reinicio.
Por ello nos saludamos y bendecimos unos a otros. Reconocemos
esa divina posibilidad de re comenzar, de re encaminar y de re mirarnos
nuevamente.
Por eso, para estas fiestas y para siempre, les deseo:
Armonía y paz
interior,
armonía y paz en sus
vínculos y relaciones,
salud física,
emocional y espiritual,
abundancia y prosperidad en todas las áreas;
posibilidad de fluir en la unicidad del alma y
bendiciones para
todos.
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